Agua: la Medicina Más Sencilla y Poderosa del Cuerpo Humano
- Edurne Barba
- hace 4 días
- 4 Min. de lectura

En Naturageo decimos que la salud se practica día a día, y uno de los hábitos más simples —pero más olvidados— es beber suficiente agua. El agua no solo apaga la sed: purifica, regula, limpia y da vida a cada célula del cuerpo.
A diario recibimos personas que llegan con molestias muy diversas: cansancio, digestión lenta, piel seca, inflamación, estreñimiento, ansiedad o dolores musculares. Sin embargo, cuando analizamos su rutina, descubrimos que la mayoría bebe muy poca agua.En muchos casos, esa simple falta de hidratación es el origen silencioso de un sinfín de síntomas.
Una de las causas más comunes de desequilibrio en la salud
En especial, las personas de la tercera edad suelen presentar este problema de forma crónica. Con la edad, la sensación de sed disminuye, los riñones se vuelven menos eficientes y el cuerpo empieza a deshidratarse sin notarlo. Esto desencadena problemas circulatorios, renales, digestivos, articulares, de presión y de memoria.
Hay quienes incluso dicen: “el agua no me gusta”. Pero en realidad no se trata de gusto, sino de conciencia. El agua no es un alimento opcional: es un principio vital inamovible, un elemento esencial que sostiene cada función biológica. Negarse a beberla es, sin saberlo, negarle al cuerpo su medio natural de vida.
¿Por qué el agua es esencial?
El cuerpo humano está formado por más del 70 % de agua, y cada órgano depende de ella para funcionar correctamente:
El cerebro necesita agua para mantener la concentración y la estabilidad emocional.
Los riñones la requieren para eliminar toxinas y evitar cálculos o retención.
El sistema digestivo la usa para producir jugos gástricos y transportar nutrientes.
La piel se hidrata desde dentro, reflejando el estado interno del cuerpo.
Incluso el sistema linfático y el inmunológico dependen del agua para mover desechos y defender al organismo.
Cuando no bebemos lo suficiente, el cuerpo entra en modo de “supervivencia”, reteniendo líquidos, provocando cansancio, inflamación, dolor de cabeza, digestiones lentas y piel seca.
Cuánta agua necesita tu cuerpo realmente
Una fórmula sencilla para calcularlo es:
Peso corporal (en kg) × 0.033 = litros de agua diarios.
Por ejemplo: Una persona de 70 kg → 70 × 0.033 = 2.3 litros al día.
Pero este cálculo debe ajustarse al clima y a la actividad física:
Clima | Ajuste | Ejemplo (70 kg) |
FRÍO | Mantener fórmula base (2.3 L), preferiblemente tibia | 2.3 L |
TEMPLADO | Fórmula base normal | 2.3 L |
CÁLIDO | Aumentar 20–30 % | 2.7–3.0 L |
¿Por qué orinas más en clima frío?
Muchas personas reducen el agua en invierno porque sienten que “la eliminan toda”, pero esto es un error. En climas fríos ocurre un fenómeno llamado vasoconstricción periférica: los vasos de la piel se contraen para conservar calor, lo que aumenta el volumen de sangre en el centro del cuerpo. Los riñones interpretan esto como exceso de líquido y eliminan más agua, generando más ganas de orinar. No es exceso de agua, es una reacción natural al frío.
Solución Naturageo:
Bebe agua tibia o en infusiones con jengibre, canela o limón.
Fracciona la ingesta: pequeños sorbos durante el día.
Usa infusiones isotónicas naturales (agua con una pizca de sal marina y unas gotas de limón) para retener mejor los líquidos.
Riesgos de no beber suficiente agua
Fatiga constante y bajo rendimiento mental.
Estreñimiento y digestiones lentas.
Acumulación de toxinas y sobrecarga del hígado y los riñones.
Retención de líquidos e inflamación corporal.
Dolor de cabeza, calambres musculares o presión arterial inestable.
En casos crónicos, envejecimiento prematuro celular.
Hipotensión (presión baja), mareos y desmayos.
Agravamiento de enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, insuficiencia renal, Alzheimer o Parkinson.
En casos severos, fallo renal, alteración de la conciencia e incluso muerte en personas de la tercera edad que viven con deshidratación constante.
El cuerpo puede pasar semanas sin comida, pero solo unos días sin agua.
Cómo mejorar tu hidratación con conciencia Naturageo
Comienza tu día con agua tibia y limón o un tónico depurativo. Esto despierta el metabolismo y ayuda al hígado.
Evita bebidas frías o con gas. Enfrían el sistema digestivo y lo vuelven lento.
Acompaña el agua con infusiones curativas, según tu necesidad:
Diente de león, cola de caballo y ortiga → depuración renal y circulatoria.
Jengibre y canela → calor interno y digestión.
Jamaica con cáscara de piña → diurética y refrescante en climas cálidos.
No esperes a tener sed. La sed ya es señal de deshidratación.
Come agua viva: frutas jugosas, ensaladas, sopas vegetales.
Observa tu orina: clara = buena hidratación, oscura = necesitas más agua.
El agua es el primer alimento y la medicina más sencilla. No existe terapia, planta o dieta que funcione si el cuerpo está deshidratado. Aprender a beber agua con conciencia es el primer paso hacia la salud natural: limpia, depura, oxigena y mantiene la vida fluyendo dentro y fuera de ti.
La salud se practica día a día, y empieza con un simple vaso de agua.








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