Acidosis Metabólica: El Terreno Silencioso Donde el Cáncer Puede Florecer
- Edurne Barba
- 15 may
- 4 Min. de lectura

Vivimos en una época donde la ciencia y la medicina natural convergen para ayudarnos a entender un principio fundamental: el entorno interno del cuerpo importa tanto como los factores externos. En otras palabras, la salud o la enfermedad no se desarrollan por casualidad, sino en función del terreno biológico que construimos día a día.
Uno de los terrenos más peligrosos —y a la vez más ignorados— es la hiperacidez metabólica y celular, una condición crónica que no duele, no se siente… pero puede abrir la puerta a desequilibrios profundos, incluyendo el desarrollo de enfermedades degenerativas como el cáncer.
¿Qué es la hiperacidez metabólica?
La hiperacidez es un desequilibrio en el pH interno de los líquidos corporales, especialmente del entorno extracelular e intersticial. Aunque la sangre mantiene su pH muy estable (7.35–7.45), el tejido celular, la linfa y el ambiente donde viven nuestras células sí pueden volverse ácidos, afectando sus funciones vitales.
Este estado ocurre cuando:
Consumimos alimentos altamente acidificantes (azúcares, harinas refinadas, carnes, embutidos, lácteos, alcohol, café)
Vivimos con estrés crónico o emociones tóxicas
Respiramos de forma superficial o vivimos en ambientes contaminados
No eliminamos adecuadamente los desechos metabólicos por el hígado, riñones, piel o pulmones
El resultado es un cuerpo sobrecargado de ácidos, inflamado y desmineralizado, con un sistema inmunológico cada vez más agotado.
¿Cómo se relaciona con el cáncer?
El cáncer no aparece de la noche a la mañana. Se desarrolla durante años —incluso décadas— en un entorno favorable: inflamado, intoxicado, desoxigenado, débil inmunológicamente y ácido.
Aquí te explicamos los mecanismos más relevantes:
1. Las células cancerosas prosperan en un medio ácido y pobre en oxígeno
En un entorno ácido, el oxígeno escasea. Esto obliga a las células a cambiar su metabolismo y producir energía mediante fermentación de la glucosa (proceso anaerobio). Esta vía metabólica es menos eficiente, pero favorece la proliferación acelerada de células tumorales, como lo explicó el Dr. Otto Warburg, premio Nobel en 1931.
2. La acidosis debilita al sistema inmunológico
El sistema inmunológico —y especialmente los linfocitos T— no funcionan correctamente en un medio ácido. Sus movimientos se ralentizan, su capacidad para destruir células anormales disminuye, y el cuerpo se vuelve ciego frente al crecimiento celular descontrolado.
3. La acidez favorece la inflamación crónica
La inflamación mantenida es un factor clave en la transformación maligna de células. El cuerpo está constantemente reparando tejidos irritados, y en ese proceso, se pueden generar mutaciones que terminan en tumores.
4. La acidosis causa pérdida de minerales y deterioro estructural
Para neutralizar el exceso de ácido, el cuerpo extrae minerales alcalinos como calcio, magnesio y potasio desde huesos y tejidos. Esto debilita los sistemas óseo, muscular, nervioso y también favorece la inestabilidad celular.
¿Cómo identificar que el cuerpo está ácido?
Aunque no se detecta con un solo síntoma, algunos signos frecuentes son:
Fatiga crónica sin causa aparente
Dolores musculares o articulares persistentes
Infecciones frecuentes o defensas bajas
Problemas digestivos (reflujo, gases, estreñimiento)
Irritabilidad o ansiedad constante
Problemas en piel, uñas y cabello
Sudoración con olor fuerte o desagradable
¿Cómo podemos revertir la acidosis y regenerar el terreno?
Desde Naturageo, trabajamos con un enfoque integral que busca restaurar el equilibrio del medio interno a través de prácticas sencillas, naturales y profundamente regeneradoras:
1. Alimentación alcalinizante y trofológica
La base está en lo que comes. Evita los alimentos acidificantes y favorece los alcalinizantes:
Alcalinizantes naturales:
Frutas (papaya, piña, manzana, limón, guayaba)
Vegetales crudos y cocidos (espinaca, chayote, col, brócoli, pepino)
Semillas (chía, linaza, ajonjolí, girasol, calabaza)
Infusiones herbales (ortiga, diente de león, cola de caballo)
Acidificantes que debes reducir o eliminar:
Carnes rojas, embutidos
Lácteos
Azúcar blanca y harinas refinadas
Refrescos, alcohol, café
Comida procesada y enlatada
2. Terapias depurativas e hidroterapia
La aplicación regular de hidroterapia, baños de vapor, paquetes largos de Lezaeta, cataplasmas y enemas naturales permite al cuerpo:
Eliminar ácidos acumulados
Estimular órganos depurativos
Oxigenar mejor los tejidos
Calmar la inflamación interna
3. Descanso y sueño reparador
Dormir bien no es un lujo, es una necesidad inmunológica. Durante el sueño profundo, el cuerpo repara tejidos, regula el pH y activa funciones inmunes. Dormir menos de 6 horas al día aumenta la acidez y disminuye la función linfocitaria.
4. Gestión emocional y reducción del estrés
El estrés genera cortisol, y el cortisol genera acidez.El cuerpo estresado se vuelve un caldo de cultivo para el cáncer.
Respirar profundo, meditar, caminar descalzo, escribir, perdonar y estar en contacto con la naturaleza son antídotos emocionales que alcalinizan el alma y el cuerpo.
El cáncer no se manifiesta solo por genética ni por mala suerte. En muchos casos, es el resultado de un terreno interno acidificado, inflamado, intoxicado y desnutrido. La buena noticia es que ese terreno se puede regenerar con consciencia, con educación y con amor por nuestro cuerpo.
En Naturageo, creemos profundamente que el cuerpo puede sanar cuando se le da la oportunidad, y restaurar el equilibrio ácido-base es uno de los primeros pasos para ello.
Tu cuerpo no es tu enemigo. Escúchalo, aliméntalo y ayúdalo a recuperar su naturaleza alcalina. Ahí es donde la salud florece, y la enfermedad no tiene lugar.








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